Apnea Obstructiva del Sueño
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La apnea obstructiva del sueño es una patología respiratoria que se caracteriza porque las personas que lo padecen roncan habitualmente, tienen paradas de la respiración (apneas) de forma repetida y somnolencia durante el día. Como consecuencia, los pacientes que la padecen no pueden descansar bien durante las horas de sueño.
En condiciones normales, cuando las personas duermen, la vía aérea está permeable, es decir, pueden respirar con tranquilidad. Sin embargo, en algunas fases del sueño los tejidos se cierran y bloquean la vía respiratoria causando la apnea.
Además de esta causa existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de tener apnea:
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Tener el maxilar inferior más corto que el maxilar superior.
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Determinadas formas del paladar o de la vía respiratoria que originan el colapso de la vía.
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Tener un cuello grande.
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Poseer una lengua que puede retrotraerse hasta bloquear la vía respiratoria.
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La obesidad.
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Tener unas amígdalas o vegetaciones grandes que pueden taponar la vía respiratoria.
¿Cómo Identificamos la Apnea?
Los ronquidos son la manifestación más visible que puede alertar al paciente sobre la posibilidad de tener apnea del sueño. Las personas que padecen la enfermedad normalmente empiezan a roncar muy fuerte después de quedarse dormidos. Además, éste se interrumpe durante un periodo de silencio mientras el paciente sufre una apnea. Ese periodo de silencio va seguido de un resoplido con jadeo mientras el paciente intenta volver a respirar.
Como consecuencia de los episodios, el sueño del paciente no es reparador y aparece somnolencia diurna, presencia de fatiga crónica e incluso alteraciones respiratorias y cardiovasculares.
La persona con apnea suele levantarse con frecuencia para ir al baño, se despierta frecuentemente con la boca seca y al día siguiente nota cansancio, dolor de cabeza y se queja de la alta probabilidad de dormirse en situaciones inapropiadas, mientras conduce, lee o asiste a reuniones de trabajo.
¿Cómo Evitamos la Apnea del Sueño?
La apnea del sueño va ligada a ciertos factores como el aumento del tejido de las amígdalas en niños y la obesidad en los adultos. Por este motivo, la principal medida que puede ayudar a prevenir la apnea es perder peso, así como aplicar determinadas medidas higiénico-dietéticas, el ejercicio físico, etc.
”El 80 por ciento de los pacientes con apnea del sueño son obesos”
Existen diversos tipos de Apnea del Sueño, el índice de apnea e hipopnea, es decir, cuántas veces tenemos cada hora, a lo largo de la noche, paradas respiratorias de un tiempo superior a 10 segundos, marcará los tipos de apnea del sueño que pueden dividirse en:
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Leve: cuando hay entre 5 y 15 apneas por hora.
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Moderado: el paciente tiene entre 15 y 30 apneas por hora.
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Grave o severo: cuando pasa de 30 apneas por hora.
Diagnóstico
El diagnóstico se hace realizando una prueba de sueño que puede ser completa, incluye variables neurológicas y respiratorias, denominada polisomnografía o también puede diagnosticarse con pruebas más abreviadas, como la poligrafía respiratoria, que incluye sólo variables respiratorias y puede realizarse en el hospital o en el domicilio.
Tratamientos
La terapia para la apnea del sueño no es curativa. Está dirigida a aliviar los síntomas. Existen varios tipos de tratamientos que se aplican en función de la gravedad:
Tratamiento habitual: el más aceptado y de elección es la CPAP, recomendado en casi la totalidad de los pacientes. Este consiste en un generador de presión que transmite a través de una mascarilla nasal una presión continua a la vía aérea superior impidiendo que ésta se colapse. Según los especialistas, esta mascarilla suele tener un efecto rápido haciendo desaparecer los ronquidos nocturnos y la somnolencia durante el día. Este tratamiento no suele tener efectos secundarios graves y en el caso de que éstos aparezcan son transitorios y desaparecen tras las primeras semanas.
Tratamiento quirúrgico: está recomendado cuando existen algunas lesiones como pólipos o hipertrofia de las amígdalas, o bien cuando la mascarilla no es bien tolerada por la existencia de algún daño en la vía aérea superior.