En la actualidad los factores de riesgo cardiovascular se pueden dividir en dos tipos:
Riesgos no modificables
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Edad: las personas de edad avanzada son las principales víctimas de la mayor parte de las cardiopatías
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Sexo: Los hombres tienen más riesgo de tener una patología cardiovascular que las mujeres. Los expertos atribuyen esto a que las hormonas femeninas ejercen un efecto protector.
Riesgos modificables
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Hipertensión arterial: Supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho.
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Colesterol: Si los niveles de colesterol se elevan pueden producir hipercolesterolemia. De hecho, las personas con niveles de colesterol en sangre de 240 mg/dl tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto que las que tienen cifras de 200 mg/dl.
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Diabetes: Tanto si la producción de insulina es insuficiente como si existe una resistencia a su acción, la glucosa se acumula en la sangre, daña progresivamente los vasos sanguíneos y acelera el proceso de arteriosclerosis aumentando el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
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Tabaquismo: La incidencia de las patologías cardiovasculares en fumadores es tres veces mayor que en el resto de las personas.
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Falta de ejercicio físico: Las personas que no realizan ninguna actividad física tienen más riesgo de tener hipertensión, ateroesclerosis y enfermedades respiratorias.
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Obesidad: Debido al exceso de grasa, esta grasa se puede acumular en el abdomen, lo que afectará más al riesgo cardiovascular.
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Si se eliminan los factores de riesgo que pueden cambiarse y se controlan adecuadamente los que no pueden cambiarse, es posible reducir apreciablemente el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón.